En el marco de un proyecto artístico, científicos estadounidenses
combinaron la piel artificial humana con la tela de araña y obtuvieron
un material que podría dotar a las personas de capacidades
“sobrenaturales”.
La piel a prueba de balas se concibió como un proyecto de arte
contemporáneo. La artista neerlandesa Jalila Essaidi pensó que si la
tela de araña es bastante dura para ser utilizada incluso para la
producción de los chalecos antibalas, se podría implantar directamente a
la piel humana. Así las personas podrían ser resistentes a las balas.
En cuanto a la tela de araña, que se necesitó en cantidades
considerables, de este componente se ocuparon especialistas
estadounidenses. Un grupo de biotecnólogos de la Universidad de Utah,
encabezado por Randy Lewis, logró agregar los genes de la araña al ADN
de la cabra. Como resultado, la tela de araña se obtiene de la leche de
cabra. La misma tecnología se aplicó también para obtener fibra de
gusanos de seda.
El tejido, que se creó a través de esta fibra producida por la
combinación de un mamífero y un insecto, luego fue injertado en la piel
humana, entre la epidermis y la dermis. Como resultado, en los ensayos
la piel fortificada pudo parar una bala disparada a una velocidad
reducida (aunque el material todavía no es capaz de resistir una bala
disparada a una velocidad normal desde una escopeta del calibre 22).
La artista especula sobre una situación imaginaria, cuando el organismo
humano podría producir este material resistente. "Quiero explorar las
implicaciones sociales, políticas, éticas y culturales relacionadas con
la seguridad en un mundo con acceso a nuevas biotecnologías", indicó
Essaidi en su blog.


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