Otro partido, otra trama distinta, con un final inesperado. El Miami Heat se convierte en el primer equipo en perder una ventaja de 15 puntos en el último cuarto de un partido de Finales de NBA desde que los Chicago Bulls lo lograron en 1992 ante los Portland Trailblazers.
Pero Dallas ya nos mostró que cerrar con un parcial de 22-5 para borrar ese hoyo de 15 puntos en un último cuarto no es fortuito. Dallas lo logró ante Oklahoma City Thunder en las Finales del Oeste y Portland lo completó ante estos mismos Mavericks en la primera vuelta en esta postemporada. En las 10 postemporadas previas, un descuento de 15 puntos de desventaja en un triunfo sucedió una sola ocasión, cuando Boston lo logró ante los New Jersey Nets comandados en 2002 por Jason Kidd.
Miami, hasta que Dwyane Wade encestó su triple que le dio la ventaja de 15 puntos al Heat, había permitido a Dallas 73 puntos en tres cuartos y medio y un impresionante 42% de campo a una de las mejores ofensivas en la NBA.
En esos siete minutos y 14 segundos, permitieron que los Mavericks anotasen nueve de 11 intentos en el cierre. Miami por su parte, falló 10 de sus 11 intentos finales. Revisé la bitácora oficial de la NBA jugada por jugada y la ejecutoria ofensiva del Heat me dejó boquiabierto.
Recordemos que Miami alcanzó su máxima ventaja aprovechando errores en el manejo de balón de Dallas y contragolpeando. El Heat ganó el parcial de contragolpes 8-2 en el tercer cuarto, lo que le permitió en particular a Wade entrar en ritmo ofensivo.
No estuve en el pelotón del Heat, pero de lo que conozco del director técnico Erik Spoelstra, la decisión de congelar el balón y descontar el reloj vino de los portabalones de Miami, Wade y, primordialmente, LeBron James. Spoelstra les recuerda constantemente que agilicen su ofensiva y que circulen el balón, deficiencias de fábrica de este grupo de jugadores.
Descontando el triple encestado para empatar en el cierre de Mario Chalmers y el intento en el último segundo que erró Wade, Miami intentó y falló nueve tiros al aro.
Siete de esos nueve intentos fueron lanzados en el último segundo de la posesión.
Se les olvidó circular el balón, dejaron de nutrir a Wade, dejaron de ejecutar lo que les dio éxito. Siete de los últimos 12 intentos se produjeron detrás de la medialuna de los tres puntos.
Dallas jugó en esa recta final con mayor intensidad defensiva, pero Miami abandonó lo que les producía dividendos y se estancaron.
Tras tres cuartos, el Heat encestó 17 de 26 intentos a cinco o menos metros del aro. Wade solamente había encestado 10 de sus 11 intentos dentro de ese radio. En el último cuarto, dejaron de penetrar, intentando sólo cuatro de sus 18 tiros a cinco metros o menos del cilindro. En los últimos 6:19 del partido, Miami intentó solo un tiro dentro de esa distancia, una bandeja que falló James.
Nowitzki anotó los últimos nueve puntos de su equipo, anotando o asistiendo en 12 de los últimos 14 puntos de los Mavericks, aún con un tendón desgarrado en su dedo medio de su mano izquierda. “El dedo se sintió muy bien. Pensé que no me molestaría previo al partido y así fue”.
Fue en un partido de playoffs ante los San Antonio Spurs que Terry Porter le sacó un diente a Dirk. El alemán regresó del vestuario, sin diente, una vez frenó el flujo de sangre. ¿Y todavía algunos insisten que es blando? El que mida 2,13m (7’0″) pero se nutra de su extraordinario juego a media y larga distancia le valió esta injusta etiqueta.
En la secuencia final en la que Nowitzki definió con una bandeja con su mano izquierda lesionada, Miami tenía una falta por dar y decidió asignar a Chris Bosh para marcar a Nowitzki. En el primer encuentro de estas Finales, cuando Chris marcó a Dirk uno contra uno, Nowitzki falló sus dos intentos al aro; por eso Spoelstra optó por Bosh, en vez de Udonis Haslem. Bosh explicó tras el partido que no dio la falta porque una vez se le escapó Dirk, no quería darle una falta que desembocase en un doble y falta. Le costó trabajo admitir a Bosh tras el partido que cometió un error.
Imagino que Spoelstra enfatizará a su equipo que son capaces de maniatar defensivamente a Dallas y que perdieron cuando descartaron su fórmula al éxito. De la misma manera que Dallas pensó que perdió un primer partido en estas Finales que hasta el final fue reñido y en el que su banca falló tiros abiertos, Miami puede pensar que con una ejecutoria un poco más prolija en la recta final del segundo partido, comandarían esta serie.
Esta serie alcanzará un quinto partido y promete ser aún más larga. Si el Miami Heat pierde estas Finales, este segundo partido los acompañará de la misma manera que el tercero de las Finales del 2006 (cuando Dallas con ventaja de 2-0 en la serie tenía un margen de 13 puntos con 6:33 por jugar en el último cuarto) quedó incrustado en Nowitzki y Jason Terry. Esa marca permanente que le dejó el Heat a Nowitzki podría ser correspondida si se corona Dallas, o podría ser una mera nota al calce en un segundo campeonato en cinco temporadas del Heat ante los Mavs.


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